
La microbiota, o la comunidad de microorganismos que habitan en nuestro cuerpo, es importante para una serie de funciones vitales, como la digestión, el sistema inmunológico y la regulación del peso. Un equilibrio saludable de la microbiota es esencial para mantener una buena salud general. Un desequilibrio de la microbiota, conocido como disbiosis, se ha relacionado con una serie de problemas de salud, como obesidad, enfermedades inflamatorias del tracto gastrointestinal, enfermedades autoinmunes y trastornos del sistema nervioso. Es por eso que es importante equilibrar nuestra microbiota mediante una dieta saludable y variada, un estilo de vida activo y la reducción del estrés.
Los alimentos disbióticos son aquellos que pueden desequilibrar la microbiota intestinal y contribuir a la disbiosis. Algunos ejemplos de alimentos disbióticos:
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- Azúcares refinados y alimentos procesados: Estos alimentos pueden promover el crecimiento de bacterias nocivas en el tracto gastrointestinal y desplazar a las bacterias benéficas.
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- Gluten y productos lácteos: Estos alimentos pueden causar inflamación en el tracto gastrointestinal y contribuir a la disbiosis en personas que son intolerantes o sensibles a ellos.
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- Grasas saturadas: las grasas saturadas pueden contribuir a la inflamación y desequilibrar la microbiota.
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- Antibióticos y otros medicamentos: El uso prolongado o innecesario de antibióticos puede desequilibrar la microbiota y contribuir a la resistencia a los antibiótico.